S.I.T. - F.S.I.
Sindicato Independiente de Trabajadores

 

En unos pocos días un grupo de 70 trabajadores veteranos podrán al fin terminar su vida laboral en PSA, tal como lo habían solicitado de forma voluntaria y acordada, por lo que ante todo, desearles una feliz y larga jubilación que seguro tienen más que merecida.

 

En el SIT-FSI desde siempre entendemos que si un trabajador llegado a cierta edad desea irse, considerando aceptables las condiciones que le ofrecen, que menos que facilitarles esa salida. Por ello, nos han causado estupor, los enormes esfuerzos realizados por la CUT con los que pretendía secuestrar indefinidamente ese deseo expresado reiteradas veces por los trabajadores. Un secuestro que solo busca como rescate la autocomplacencia de los dirigentes de ese sindicato, el entorpecer, el devastar y tomar decisiones que aniquilan el desarrollo y la evolución de nuestro centro de trabajo.

 

Desde la antigüedad, una de las más trágicas condenas era sembrar un campo de sal, usada casi siempre como venganza entre facciones enemigas, eliminaban cualquier posibilidad de supervivencia para los campesinos que trabajaban esas tierras obligándolos a emigrar o morir de inanición.

 

 

Desde su entrada en el Comité de Empresa, la CUT pretende retomar esta práctica de sembrar los campos con sal, no con los mismos medios, pero sí con similares propósitos, buscando idénticas repercusiones, con el mismo ánimo de dañar y originar las peores consecuencias futuras para quienes sufran sus acciones, en este caso los trabajadores de PSA Vigo.

 

Es igual que se trate de negociar un ERE, un Convenio, un Plan de Formación, medidas de competitividad… es igual de lo que se trate, no les importa el tema, ni el motivo, ni el por qué es necesario, ni qué consecuencias acarrearía el no llevarlo a cabo, ni qué repercusiones tiene en el futuro, solo les preocupa ver cómo utilizar cada circunstancia para horadar la confianza, enrarecer el clima social y crear esa nebulosa permanente de confusión de la que se retroalimentan.

 

La CUT tiene por costumbre, ante cualquier problema predicar siempre lo que el trabajador desearía oír, sea o no factible, sea o no cierto, sea o no viable… Qué más da, sea como sea, dicen lo que a todos nos gustaría oír como si viviésemos inmersos en una utopía, pretendiendo así mostrarse como los salvadores de los trabajadores, mientras que los que describimos la realidad y tenemos los pies en el suelo, los que analizamos los pros y las contras, los que diferenciamos entre lo factible y lo deseable, los que velamos por el hoy y por la viabilidad del futuro, que seamos los malos. Les da igual que en Vigo quedemos con dos líneas de montaje, con una, o con media; les da igual de que se tenga la posibilidad de trabajar a cuatro turnos, a dos, o a uno; ellos priorizan sus objetivos político-sindicales por encima de todo.

 

La CUT entró en el Comité abogando por la unidad del mismo, pero obvia que las urnas le han dado tan solo el 5% de los votos, que la unidad jamás la van a conseguir obligando al restante 95% a que asuma sus criterios. Si no se asumen ni se comparten, no es porque provengan de una fuerza minoritaria, a la cual se escucha y valora con respeto, sino porque en la mayoría de las ocasiones sus criterios son disparatados, irreales, irresponsables, reaccionarios, partidistas y un largo etcétera; pero sobre todo son malintencionados y nocivos para los intereses de los propios trabajadores de PSA a los que dicen pretenden defender. Los perjuicios y la desconfianza de los representantes de la CUT afloran a cada momento, ofuscan su capacidad de raciocinio y los incapacita para reconocer cual es la solución más sensata.

 

A mayores, sus escritos plagados de mentiras, sus reiterados dibujos perniciosos, sus comentarios, etc., denotan a gritos una falta total y absoluta de madurez.

 

La CUT, desde que llegó al Comité, con sus anhelos y acciones, practica la filosofía del piloto suicida, el cual cree que todos los que vienen de frente están equivocados, porque él, viéndose solo su ombligo, es el único elegido y capacitado para distinguir cual es el buen carril por el que circular. Lejos de darse cuenta de su grave error, cada vez acelera más… y más…

 

Ya por último, volviendo al comienzo de esta nota, decir que el agricultor que trabaja las tierras, podrá tener buenas o malas cosechas, porque a veces hay factores exógenos que no siempre se pueden controlar, pero su futuro sigue estando ahí y sigue con opciones de trabajar por él; pero quien siembra sal... sencillamente está quemando su futuro.

 

Ellos seguirán intentando esparcir la sal, nosotros seguiremos preparando el terreno para nuevas cosechas como lo hemos hecho siempre. Transitaremos por buenos y malos momentos, de crecimiento y de contención, pero lo que tenemos claro es que no cejaremos jamás en el empeño de seguir construyendo el futuro con coherencia, seriedad y responsabilidad en nuestras acciones.

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